La pasión por las motos convertida en una forma de vida (2°parte)

La pasión por las motos convertida en una forma de vida (2°parte)

La pasión por las motos convertida en una forma de vida (2°parte)
Por: Andrea Bernardi


IG: andreabernardiok

 

Retomo la conversación, como si hubiera quedado en un estado de suspenso autorreflexivo. A esta altura no tengo ninguna duda de que compartir este momento con estas tres mujeres es escuchar a la voz de la experiencia. Pretendo centrarme principalmente en cuestiones técnicas y de seguridad. No obstante, el factor anímico, la perseverancia, la fortaleza interior se abren paso:

 

- ¿Vos misma le hacés tareas de mecánica ligera a tus motos?

Chela: - Le hago todo a una moto, hasta restauré motos. Los mecánicos me agradan poco. Siempre dejan algo por hacer (risas).

Mónica: - La mecánica ligera y los mantenimientos, se los hago yo misma a la moto. Hice un curso cortito. Cuando voy a lo de los mecánicos, siempre me quedo. Aprendí porque, al viajar sola, necesito tener conocimientos para poder resolver lo que surja.

 

- ¿Y qué tal los viajes ruteros con tu moto?

Chela: Mis experiencias viajando fueron hermosas. Conocí gente maravillosa que, gracias a la vida, conservo aún.

Mónica: El primer viaje fue a Córdoba, ya hacía un mes y medio más o menos que andaba en moto. Fui a 60 con viento en contra. Tardé muchas horas. Salí a las 4 de la mañana y llegué a Córdoba capital a las 11 de la noche. Inexperta total. Me iba para Calamuchita y nunca tuve en cuenta que en Córdoba había cerros (risas). Entonces, en la primera curva que tomé, encontré una bajada tremenda. ¡Me pegué un susto cuando llegué abajo! Era en el Lago San Roque. Me bajé de la moto, casi descompuesta, vomité y seguí. ¡La inconciencia de quien quiere viajar! (risas).

 

Me veo en la obligación de recordarme la edad de estas tres mujeres admirables por su energía. Indudablemente, Mónica es una promotora nata de las travesías moteras. Me contagian su entusiasmo y quiero seguir escuchándolas.

 

Mónica continúa: - La segunda experiencia fue en una subida y vi un paisaje precioso con una iglesia blanca, entonces me paré al costado de la ruta para sacar fotos. Cuando quise arrancar, la moto se me iba para atrás si le sacaba el freno… se fue, se fue, se fue, hasta que caí. Inmediatamente apareció la policía y la gente a ayudarme. Hacía 40 grados de calor, tenía mucho cansancio y me agarró una hemorragia tremenda…. A pesar de todo, ¡yo estaba feliz! ¡Feliz, feliz, como una lombriz! (risas). Así digo yo.

 

- ¿Cómo compatibilizás tu amor por las motos, el salir a la ruta y la familia? ¿Ellos también comparten ese sentimiento por las motos?

Chela: - Mmmm… a ver, mi familia entiende que esa es mi vida. Ellos son lo más importante que tengo y ninguno de ellos, aunque se criaron con motos, hacen eso. Yo siempre les dije que las motos son peligrosas. Hermosas, pero peligrosas. Mejor que tengan autos (risas).

 

- ¿Y cómo se explica que vos los prevengas tanto, pero que salgas a la ruta con tus motos?

Chela: - Haz lo que yo digo y ¡¡no lo que yo hago!! (risas).

 

- En base a tu experiencia, ¿qué accesorios, elementos de seguridad, indumentaria, son fundamentales para una motociclista responsable?

Mónica: - Lo fundamental es un buen casco. Yo uso pantalones con protección en las rodillas. Tengo la campera con protección en los codos, en los hombros, en la espalda. ¡Los guantes! Porque cuando caés, apoyás las manos. Buen piloto, buenas botas. En eso no hay que mezquinar. Un muy buen casco te salva la vida. El año pasado, cuando viajé con mi nieta, tuvimos dos caídas,  una bien fea, y nos salvamos por el casco y la ropa. Los baúles rígidos y los mataperros (estructura metálica de protección,  ubicada entre el motor y la rueda delantera) te protegen las piernas.

Miriam: - Ropa de cuero para la ruta, pantalón y campera por las piedras que levantan los camiones. Borcegos, ropa polar que abrigue bien…igual el frío pasa con todo. Carpa, bolsa de dormir y algún aislante para el piso.

 

-¿Ves que hay oferta de productos para las mujeres motociclistas, sobre todo en cuanto a calzado y ropa?

Mónica: - Accesorios para mujeres hay pocos. Las mujeres motociclistas estamos fuera del mercado. En Argentina hay pocos productos para las mujeres. Los que llegan son extremadamente caros.

 

- ¿Cuál fue el accidente más serio que tuviste, para vos y tu moto, en ruta? ¿Cómo lo resolviste?

Miriam: - Me caí, frenando con la rueda delantera. Agarré agua y resbalé. Lo resolví con un amigo que me trajo a casa. Tuve fractura de hombro.

 

- ¿Tuviste miedo de volver a manejar, una vez recuperada?

Miriam: - Nooo. Jamás miedo… volví a manejar apenas me recuperé. Y sufría por no poder hacerlo (risas).

Mónica: - No tuve grandes accidentes. El año pasado solamente me caí dos veces. Fue cuestión de la lluvia y los badenes llenos de arena. No sé si manejo bien o soy demasiado prudente.

 

- Los accidentes en medio de un viaje pueden poner en jaque el resto del trayecto.

Mónica: - Pero no fue nada grave, no salimos lastimadas, solo mojadas. Pero mi nieta no se quería subir a la moto. Tuve una caída en San Juan y otra cruzando un río en Catamarca. Me agarró la arena y me hizo hacer un rulo con la moto. Ahí tuve que tirarla al piso porque me caía a un terraplén.

 

- ¿Un rulo con la moto?

Mónica: - Sí. Yo iba para el norte y quedé mirando para el sur, de la otra mano de la ruta. Tuve que tumbar la moto porque se iba, y había un zanjón de 1.5 m de profundidad. Solamente nos bañamos un poco con arena, barro y agua, pero no fue más que eso. La otra caída, en Catamarca, fue más fuerte. Iba manejando mi nieta cuando vio el badén con agua y arena. Clavó los frenos y salimos volando las dos. Pero nada, más que golpes, no fue nada grave tampoco. Ella se asustó mucho. Tuvimos que cruzar cinco bajadas de ríos.

 

- Y, anímicamente, después de un accidente así, ¿cómo se sigue?

Mónica: - A mi nieta la bajé de la moto y la hice ir por otro lado y yo crucé la moto caminando. Había un río que corría muy fuerte y quedamos estancadas. Cuando le dije “prendo la moto y la saco en primera”, empezó a llorar, que no, que nos vamos a lastimar. Y bueno, no le di bola y puse primera y saqué la moto. Pero sí, ella estaba bastante asustada.

 

- ¿Y vos?

Mónica: - Yo no me asusté. No. Porque para manejar, si no es algo como un golpe que no te deja reaccionar…o sea, chocarme contra un camión, que me estrelle contra algo, una tiene que tener la cabeza fría para saber lo que va a hacer. A veces, del dicho al hecho… y sí, si es algo que no te deja pensar, no tenés reacción.

 

- Sin duda, sos muy racional para actuar y sobreponerte tan rápido.

Mónica: - ¡Es que no sabés las veces que me caí cuando estaba aprendiendo a manejar! Te dije que aprendí a manejar a los 48 años. Vivía en el piso. ¡Al mes de haber comprado la primera moto ya estaba viajando a Córdoba!

 

- En base a tu experiencia, ¿qué recomendación o sugerencia le darías a una mujer que quiere adentrarse en el mundo de las motos?

Chela: - Y… mirá, a mí me gusta acelerar. Ahora de grande me pasa eso y uso ropa con mucha protección. Así que les diría que se compren la mejor ropa para salir a la ruta. Y si andan despacio, también. Como recomendación: que se cuiden. Es muy machista el mundo del motociclismo de hoy. Sugerencia: que aprendan mecánica.

Mónica: - Muchas veces me paran y me dicen “ay, yo quiero” y yo les respondo “hacé todo el esfuerzo por lograrlo, y hacélo; si querés, hacélo. La vida es una sola y es corta. ¡Hacélo!

Miriam: - ¿Hoy? Solo que se cuide de todo. Se perdió el respeto, los códigos, el compañerismo. Y, si es posible, que se busque un compañero, que no viaje sola en el AMBA.

 

- ¿Qué tipo de códigos se perdieron?

Miriam: - A ser compañeros: si te quedabas, te esperaban y te hacían la segunda. Hoy no es así. El casco en el piso es señal de que necesitás ayuda. Pero hoy no hay nadie que pare.

 

  • ¿Crees que es por miedo?

Miriam: - No. Por mala onda. La gente cambió. El miedo es por otra cosa: porque roban y matan. No hay seguridad. Nos matan por las motos.

 

- La inseguridad es un tema delicado hoy día, ¿cómo lo vivís?

Miriam: - Angustiada por mis pares viejos, porque ya no podemos rodar. Si sos joven, intentalo, pero acompañada. Y vas a sentir lo que se vive de verdad.

 

- Y en el tránsito, ¿cuál es la postura de los demás conductores ante la presencia de mujeres motociclistas?

Miriam: - La mujer tiene todos los derechos igual que el hombre. Son terribles los camioneros, los automovilistas. No hay respeto hacia nosotros, los motociclistas.

 

- ¿Sentís que la falta de respeto no es solo por el hecho de que seas una mujer al mando de una moto?

Miriam: - Noooo. Eso es hoy. Antes no era así.

 

- ¿Cuándo creés que se dio el cambio?

Miriam: - Hace por lo menos 7 años atrás, y un poco más… Ahora se ve mucho. Ahora solo compiten. Hay una serie hecha por motociclistas, gente normal, sin ser actores. Estoy yo… “Fantasmas de la ruta”, de José Campusano. Buscala en Youtube, y ahí te dice todo. Así éramos todos. Yo interpreto a la mamá de Mauro Galeano.

Mónica: - Afuera ya saliendo de la ciudad, el trato es excelente. Acá en la ciudad nadie te respeta. Los pibitos que te quieren hacer carrerita, los que te ponen los autos o las motos pegadas, y aceleran para hacer picaditas. Los colectivos que no te ven porque tienen puntos ciegos, igual que los camiones. Pero bueno, hay que andar con cuidado. Yo no soy  de sacar mucho la moto en la ciudad. La uso más para viajar.

 

- ¿Qué recomendación le das a alguien que quiere aprender a manejar motos?

Miriam: - Que si le gusta, que no tenga miedo. Solo respeto. Que aprenda de a poco. ¿Un consejo? No tenés que tener miedo. Lo primero, (aprender) a manejar. No se puede salir solos. Te lastiman, te matan de cualquier manera. A mí me gusta viajar sola. Yo rodaba sola: Mar del Plata, Pehuajó, Lincoln, Junín, Las Flores, San Pedro… Muchos lugares, podría seguir con una lista interminable.

 

- ¿Qué proyectos hay de aquí en adelante?

Mónica: - Ahora estoy preparando un viaje para noviembre. Mi hija se va a vivir a Brasil y quiere que la lleve en la moto. Entonces ahí me voy, que siempre quise hacer las rutas de Brasil. Y a la vuelta, si me da el resto (la plata), porque está todo muy caro, me voy a los carnavales de Oruro, Bolivia.

 

Cada vez que vuelvo a leer este artículo, resuenan –especialmente- las voces de estas intrépidas motociclistas, en mi cabeza. Releo las notas, que dejé aparte por considerarlas -en su momento- muy personales. Sin embargo, me doy cuenta de que si han tenido la generosidad de compartir algo tan íntimo, no puedo guardármelo. Quizás –ojalá, es mi deseo- a muchas de nosotras nos estimule a tomar la decisión debida.

 

Mónica me habla de la transformación que significó para ella, aventurarse, convertirse en una motoviajera, y aprender. Sí, aprender en cada travesía.

 

Mónica: - Fue difícil llegar a lo que soy ahora. No fue nada fácil, pero ¡lo logré! Mi hijo se suicidó, y yo estaba perdida, y un día agarré la moto sin rumbo cierto y, en la soledad, entendí que era su vida y él decidía por ella.

 

- Qué fuerte es esto. ¿Se puede decir que tus motos han sido como… “Maestras Sabias” para vos?

Mónica: - Totalmente. Todas son experiencias de vida. A veces me dicen, “ay, vos sos muy cambiante: decís que vas para acá y vas para otro lado”. Es mi elección, puedo elegir. Nosotras somos sobrevivientes, digo yo, y una va aprendiendo a quererse, y a estudiar, y a modificar, y va mutando. Día a día. Hay que tener la voluntad, y cuando puedas, comprate una moto y vas a ver cómo te cambian tus pensamientos, tu vida. Vas a encontrarte a vos misma. Mi hija me dice, “¿y qué hacés en la moto?”…yo voy viajando y disfruto… disfruto de la vida, de lo que me está dando, y doy gracias todos los días de todo lo que me da, y de todo lo malo que me sacó.

 

Como escritora, siento que una palabra más, entorpecería el mensaje.

Solo citaré a una gran Motoviajera de la Vida: “Paso a paso, es así. Cuando tengas la oportunidad, hacelo. No te quedes con las ganas”.

 

 

 

 

Publicado el: 2023-09-25