A veces el cine argentino nos regala joyas. Otras veces, nos entrega Olaf, una producción que no sólo desafía los límites del ridículo: los abraza, los soba… y les pide un subsidio.
Dirigida por Cristina Agüero —recién nombrada funcionaria del INCAA por el gobierno de Javier Milei— y protagonizada por Juan Acosta —ex militante del odio a todo lo que huela a Estado—, esta obra es un monumento a la incoherencia con forma de husky.
La trama es difusa, pero eso no importa. Lo central es que un perro llamado Olaf actúa, emociona y transmite más que todos los humanos en pantalla. Y eso incluye, lamentablemente, a Juan Acosta, que interpreta a… Juan Acosta. Solo que con menos gracia, leyendo líneas como si estuviera por denunciar a un quiosquero por vender libros de Gramsci.
El guion es un atentado estético. Tan carente de estructura, ritmo y alma que ni ChatGPT —en su peor momento y bajo tortura— podría haber escrito algo tan dolorosamente flojo. Y lo decimos con conocimiento de causa.
¿Y qué decir de Agüero? La mujer que hasta ayer denunciaba el “curro de los festivales” y hoy se sienta en el directorio del INCAA, mientras nos sirve este menjunje con pretensión de obra sensible. Una directora que parece usar la cámara como quien agarra un matafuego: sin saber bien para qué es, pero sabiendo que algo hay que hacer.
Lo más glorioso es la paradoja: dos emblemas del discurso anti-subsidio que no sólo hicieron cine con fondos del Estado, sino que ahora lo administran. Y lo hacen filmando spots disfrazados de ficción, actuados con la profundidad emocional de una fotocopia.
Olaf no es una película. Es una señal de alerta. Una alarma que suena entre los escombros de una cultura en retirada, donde los que querían cerrar el INCAA ahora lo gestionan… y lo usan para filmar películas donde el perro actúa mejor, el guion lo podría haber escrito un loro con ChatGPT, y la moral queda enterrada en la nieve patagónica.
Cine argentino, año 2025: los que gritaban “afuera los parásitos del Estado” ahora traen su propia correa. Y la atan a un husky que tiene más carisma que todo el elenco junto.