Solo cuando percibí que una lágrima estaba sobre mi labio, tomé conciencia de cómo me había conmovido con la historia de vida de estos personajes, pero especialmente con dos. ¿Puede sobrevivir por décadas el amor que nunca se confesó?
En el cálido escenario del Teatro Método Kairós, bajo la dirección de Mauro Pérez, la obra Cita a ciegas -de Mario Diament-, se alza como un recorrido íntimo por los rincones más profundos del corazón humano. Una trama que mezcla el drama; por momentos, la comedia sorprendiéndonos con la risa inesperada; y las emociones no resueltas del amor. Esta puesta en escena se convierte en una reflexión sobre las múltiples formas en las que este sentimiento se puede manifestar, pero también, sobre sus contradicciones, frustraciones y expectativas no cumplidas.
La historia gira en torno a un encuentro inesperado, el cual es el catalizador de múltiples relatos interconectados, cada uno revelando una faceta distinta del amor. La obra no solo presenta las dinámicas de relaciones pasadas y presentes, sino que explora las decisiones humanas que nos definen a lo largo de la vida, el tiempo como testigo de nuestros errores, y la inevitabilidad de enfrentarnos a los fantasmas del pasado.
El elenco, compuesto por actores de gran calidad interpretativa, logra transmitir con una sutileza y profundidad impresionantes los conflictos internos que aquejan a sus personajes. Cada interpretación es un testimonio de lo que sucede cuando los sentimientos más genuinos se encuentran con la incomunicación, la indiferencia o las expectativas no cumplidas. La representación no solo se limita a los diálogos: la corporalidad de los actores, las miradas perdidas y los silencios, juegan un papel crucial en la construcción de la atmósfera cargada de nostalgia, anhelos y desesperanza.
Uno de los ejes más potentes de la obra es el amor no correspondido. En el encuentro entre los personajes, se evidencian esas pasiones que no pudieron prosperar. Ese amor persistente se enfrenta a la dura realidad de que el sentimiento no es reciproco. Con una capacidad interpretativa única, se transmite la tensión de desear ser amado, pero el hecho de saber que no se recibirá lo mismo a cambio, se pone en evidencia cómo el amor puede ser la raíz de una tristeza constante. El manejo de la escena donde este amor no encuentra su retorno es desgarrador, pero al mismo tiempo, honesto y real.
Y, ¿qué sucede con el amor a medida que pasa el tiempo? A veces envejece; otras, se nutre de ilusiones; pero en algunas ocasiones, se desvanece lentamente con la mala comunicación, esa que nos aísla. Parejas que han estado juntas -pero no unidas- durante años y que, de alguna manera, se han perdido en la rutina, se convierten en figuras trágicas. La obra plantea cómo la falta de diálogo y el estancamiento emocional pueden hacer que un amor que alguna vez fue vibrante se convierta en una carga. Los personajes enfrentan la desesperanza de no saber cómo recuperar lo que una vez tuvieron, mientras que la imposibilidad de hablar sobre sus sentimientos los lleva a la soledad emocional, más fuerte aún que la física.
Cada detalle de la puesta en escena se convierte en una reflexión sobre lo importante que es escuchar y ser escuchado, sobre la necesidad de la comunicación en una relación, en toda relación.
Sin embargo, la obra no se limita solo a explorar el amor que duele. También toca el terreno del amor interesado, el amor que se presenta como una conveniencia, donde los personajes se relacionan con fines egoístas, y no desde una genuina conexión emocional. Es el amor que nace de la necesidad más que del deseo, el que se construye sobre expectativas materiales y no sobre la búsqueda del bienestar del otro. Se logra transmitir una lucha interna entre la desilusión y la aceptación de que, en ciertas circunstancias, el amor puede estar más vinculado a la utilidad que al verdadero afecto.
Pero, como si de una historia de redención se tratara, Cita a ciegas culmina en un reencuentro de aquellos amores olvidados o perdidos. Este es, sin duda, el momento más conmovedor de la obra. Un amor que ha esperado décadas para encontrar su lugar, para ser comprendido y aceptado, aparece en el escenario como la recompensa de la paciencia y la perseverancia. La tensión de esta última escena, cargada de emoción, se resuelve con una verdadera catarsis retórica: ¿el amor, después de tantos años de soledad y sufrimiento, finalmente encuentra su reciprocidad?
Mauro Pérez logra tejer todos estos hilos narrativos con una dirección que respeta la complejidad emocional de cada personaje. La iluminación y el diseño escenográfico minimalista complementan la atmósfera, reforzando la sensación de que cada escena es un espacio de introspección, de reflexión profunda sobre el amor y sus matices. La obra no es solo un testimonio de lo que amamos, sino también de lo que somos capaces de sacrificar, perdonar y esperar en nombre del amor.
En definitiva, Cita a ciegas no es una pieza teatral más sobre el amor; es un espejo de nuestras propias vidas, donde este sentimiento se presenta en todas sus formas, tanto las más bellas como las más dolorosas. En un mundo donde las relaciones humanas se enfrentan constantemente a la falta de comunicación y a la aceleración del tiempo, esta obra es un recordatorio de que el amor, en su esencia más pura, es el motor que nos define como seres humanos, y que siempre vale la pena esperar por él, incluso si el tiempo y las circunstancias no están de nuestro lado.
La obra Cita a ciegas seguirá presentándose en el Teatro Método Kairós durante las próximas semanas, y es una cita -es redundante, lo sé- que ningún amante del buen teatro debe dejar pasar.
“Cita a ciegas” de Mario Diament
Dirección: Mauro Pérez
Intérpretes: Hugo Cosiansi;Mario Petrosini ; Nayla Noya; Iardena Stilman; Silvina Muzzanti
Teatro Método Kairós – El Salvador 4530 – CABA
Domingos 17 hs.